lunes, 29 de diciembre de 2014

Explotable.

Otra vez. Me tenés acá, una vez más estamos acá. ¿Qué hacés? Conmigo ¿Qué hacemos? Los dos.
Nos reímos porque estamos un poco en pedo y aunque hace calor, afuera llueve y nos mojamos, me decís que ponga la alarma, que no queres que mi vieja te vea salir porque “si no le vamos a tener que explicar y ni nosotros sabemos qué”. Nos acostamos y me contás cosas de tus amigos que-no-me-interesan, que Sebastián no deja de fumar, que Simón te preguntó por Vir, de nuevo, y que estás tomando desde las 20.00 y estás roto-roto; yo te escucho mientras me pongo el pijama, al pedo porque-.
Te abrazo y con mi nariz toco tu espalda, juego, te beso. Te das vuelta y mirás como te miro toda desesperada de quererte como si fueses el sol, me ves y sonreís pleno, como si estar ahí fuese lo todo, sabiendo que no. Que mañana se acaba, nos levantamos “chau pitu”, me besás y te vas con Lisandro que te está esperando afuera y se ríe porque otra vez estás acá.
No nos volvemos a hablar hasta que uno de los dos tiene alguna idiotez para contar:
e: estuve con cati hoy, quiso quedarse en casa jugando, está hermosa
p: sí, yo le dije que fuera a saludarte; es todo el tiempo hermosa Eugenia.
Y de nuevo el vacío desesperado de no saber. Nos quedamos a-tas-ca-dos en esto que ni siquiera es algo; y te enojás si me ves hablando con Lucas y me enojo porque te cagás de risa con Julia, nos reprochamos, nos gritamos pero “yo hago la mía y vos la tuya, basta”. Y entonces,
¿Qué hacés? Conmigo ¿Qué hacemos? Los dos.